miércoles, 25 de julio de 2012

Des-Trames: Nueva exposición de Asdrúbal Colmenárez en Galería Medicci

Des-Trames: Nueva exposición de Asdrúbal Colmenárez en Galería Medicci 

“Para mi lo más importante no es sorprender al espectador. Para mi lo más importante es sorprenderme a mi mismo, porque yo creo que el artista no debe hacer una obra, el artista debe hacer creación. Este es mi punto de vista. El primer sorprendido con lo que consigo soy yo. El artista no hace nada en una torre de marfil. Uno es parte de una sociedad, de un conglomerado, de un país”.

Este es la base del pensamiento de Asdrúbal Colmenárez, tal y como se lo manifestó a José Pulido en reciente entrevista que aparece publicada en este catálogo. Lo resume todo. No hay dudas. No hay espacio para interpretaciones. Para Colmenárez, su trabajo cotidiano no es una rutina de pintar por pintar. Es un proceso de -búsqueda, investigación y creación- permanente a que este creador ya nos acostumbró durante tantos años y, que a pesar del tiempo, permanece tan activo como -novel iniciado en la búsqueda- de su propio destino en ese mundo que nunca termina, la creación artística. Asdrúbal Colmenárez ha mantenido esa permanente búsqueda de la sorpresa propia, que a la vez nos sorprende a todos nosotros durante su larga trayectoria que inició allá por los años de 1950.


Colmenárez no es el artista que se aprovechó de la repetición de temas e imágenes exitosas donde la leve modificación de la anterior se convirtió en rutina de producción, tampoco cayó en elaboración de líneas, juegos de colores o impactos visuales tan populares en sus inicios. Él fue más allá, cumplió a cabalidad con el requisito -básico del artista-, reflejar en la obra su naturaleza personal, su propio e íntimo ser, colmarla con su personalidad y dejar un legado que sorprenda y trascienda permanentemente, así lo ha trasmitido a los veedores de sus obras como a sus innumerables alumnos a través de largos años de enseñanza en la Universidad de Paris.
En las cinco exposiciones individuales anteriores que Asdrúbal Colmenárez ha presentado en Galería Medicci, -Nómadas, Penas de amor perdidas, El viaje de Ulises, Voyage y Erotika- y en otras muestras museísticas hemos visto un cambio de temática que algunos podrían pensar que es un tanto absoluto o quizás voluble. Pero cada cambio ha sido el producto de una intensa investigación que termina en una nueva etapa de su obra que siempre está en permanente evolución y mantiene, sorprendentemente, sus elementos básicos, signos y lenguajes tan propios del artista. Acciones colmadas de símbolos, objetos de collage, dibujos de elementos de collage, dibujos de elementos marinos o simplemente escenas eróticas, sutiles o no, Asdrúbal muestra sus investigaciones y vías para comunicárnoslas, de una temática a la siguiente, su deseo de sorprenderse y sorprendernos siempre está presente, lo ratifica aún más en este nueva muestra donde la tela descompuesta, deshilachada o maltratada se convierte en el centro de la atención.


A finales de los años 1700, se inventa el primer telar. Son los ingleses Richard Arkwright, John Kay y Thomas Highs quienes se atribuyen la invención del telar. Solo en 1801, el francés Joseph Marie Jacquard inventa el telar mecánico, capaz de producir complicados diseños de telas mediante la intersección de hilos verticales o -urdimbre de la tela- e hilos horizontales conocidos como - la trama de la tela-. Asdrúbal Colmenárez se tomó el tiempo y la paciencia necesaria para ir al contrario, a la inversa del proceso original, él deshilachó la tela y descompuso su imagen original, la convirtió en simplemente hilos, la destramó.
En esta nueva exposición, - Des-Trames -, el artista nos lleva, con un fin especifico, al proceso inverso de la fabricación de la tela. Es un deshilachado del tramado original que se agrega o sobrepone a la tela que sirve de soporte a la obra, la primera tela. Una rica compenetración de ambas nos permite observar cómo va transformando ambas imágenes para producir una nueva, distinta, fresca y sorprendente. Una imagen que sorprende por igual al que la crea y al que la mira.


“La tela deshilachada finamente se transforma en una suerte de transparencia, de portal que conduce el ojo hacia otra dimensión. La tipografía de todas las lenguas, los mapas, los números, el grafiti, la atmósfera de lo urbano inspiran otras miradas y fecundan una especie de misterio, quizás porque hay algo oculto en esa suerte de espejo”, nos confiesa Colmenárez en la entrevista que sostuvo con José Pulido.
Eduardo Planchart Licea nos cita en el texto crítico del catálogo: “Se hace eco de su tiempo con la incorporación estética de nuevos materiales y técnicas. Esto ocurre en el objeto encontrado de la tela deconstruida como parte de la cotidianidad, que transmite transparencia, y elementos plásticos azarosos entre los que se encuentran las formas impresas que van desde diseños florales, cartografías, animales, cómics que acompaña de caligrafías con plantillas, calcomanías, gestos pictóricos, sellos, fotografías y fotocopias”.
Con esta nueva exposición individual, “Des-Trames”, Asdrúbal Colmenárez culmina por ahora, su paso por Caracas en este año 2012, año fructífero donde en corto tiempo nos mostró sus investigaciones sobre la robótica y el dibujo, un relanzamiento de los Sicomagnéticos y la muestra de los Alfabetos Polisensoriales (a ser exhibida en la FIA 2012). Cuatro eventos que forman todo un gran conjunto de temas, técnicas y épocas que nos ratifican las cualidades creativas de este gran artista.
Colmenárez ha sido consistente y consecuente no solo con su obra sino con los que de alguna manera lo rodean. Hombre de reconocida bonhomía, es siempre una fuente de apoyo para jóvenes artistas que buscan soporte u orientación, su larga trayectoria educativa en Paris, además de poner en alto el gentilicio nacional, le facilita la labor de apoyar artistas emergentes. Sin pretender nada a cambio, sin exigir retribución alguna.
Tomas Kepets
Director
Mayo del año 2012
Asdrúbal Colmenárez
Des-Trames

Inauguración: 15 de julio de 2012
Galería Medicci
Calle París con Nueva York, Edf. Themis Mary, PB.
Las Mercedes. Caracas
www.medicci.com
Teléfono: (58)(212) 992.3902 / 992.3095
Horario
Martes a Sábado: 9am-5pm
Domingos y Lunes: Cerrado

Mariflor Blaser expone sus ‘Reflectantes’ en la Galería GSiete

Mariflor Blaser expone sus ‘Reflectantes’ en la Galería GSiete


La Galería Gsiete presenta en los espacios de la tienda una muestra de la fotógrafa venezolana Mariflor Blaser, bajo el título de “Los Reflectantes”, la cual reúne una serie de piezas intervenidas con pintura para crear distintos planos y texturas sobre su trabajo fotográfico.
Observando su realidad circundante, Mariflor Blaser capta paisajes y personas de la vida cotidiana y al manipular esos perfiles y contornos de la ciudad ellos se tornan vagos y transparentes, para sugerir misterios ocultos y espacios de espiritualidad.


Artista plástica, fotógrafa y cuentista, Mariflor Blaser trabajó el dibujo con la profesora Ina Bainova en 1998 y desde entonces ha trabajado con el pintor chileno Héctor Villalobos, además de los artistas venezolanos Jorge Estrada y Gilberto Ramírez.
Como fotógrafa comenzó a crear imágenes en forma autodidacta en el año 2005 y desde el año 2009 trabaja en un taller continuo con Ricardo Jiménez enfocándose en la fotografía documental y abstraccionista. Participó en el taller “The Unseen Landscape” con el fotógrafo norteamericano Henry Horenstein en agosto del 2011.


En Febrero del 2011 participó con la serie “Variaciones sobre un mismo tema” en una exposición colectiva en la Galería Casa Cuadrada de la ciudad de Santa Fé de Bogotá, Colombia. Actualmente expone en la sala de arte de la Patisserie Aleri en Palma de Mallorca con un trabajo fotográfico titulado “Zoo”.
El público podrá apreciar la obra de esta artista a través de la exposición “Los Reflectantes”, que se estará presentando hasta el 12 de agosto, en la Galería G Siete, ubicada en el Centro de Arte Los Galpones, Avenida Ávila con 8va transversal de Los Chorros. El horario de exposición es de martes a sábado, de 11:00 a.m. a 7:00 p.m. y los domingos de 11:00 am a 4:00 p.m. Entrada libre.

Mariflor Blaser
Los Reflectantes
Hasta el 12 de agosto de 2012
Galería Gsiete
Centro de Arte Los Galpones
Av. Avila con 8va transversal, Los Chorros, Caracas, Venezuela
Tel: 58 212 524 6661
Prensa: Marisela Montes

lunes, 9 de julio de 2012

Robóticas de Enrique Moreno

Robóticas de Enrique Moreno en la Sala 11 del Museo de Arte Contemporáneo







Ensamble de objetos domésticos en desuso, máquinas desarmadas emitiendo sonidos y metales atraídos hasta dibujar formas en el espacio conforman la atmósfera que el artista plástico Enrique Moreno crea en la muestra Robótica precaria. Un total de ocho piezas llamadas Chaca-chaca, Columnas, Vlouer, Zaranda, Synchronous motor, Wro, 4x2, Lou fai y Antena Noreste integran la exposición recreada con cables, alambres, motores de carros y otros materiales que, juntos, crean sonidos desgarradores parecidos a la cotidianidad y ajustados a la técnica contemporánea de la plástica.  
Robotica precaria se mantendrá abierta al público todo julio, de 9:00 de la mañana a 5:00 de la tarde.
Fotografía Gladys Calzadilla

Ramsés Larzábal ‘Ser, To be, Être’ y Paul Signac Gráficas

 Exposición: Paul Signac "L'Olympia: Impressions intimes d' une âme errante" en Fundación D.O.P. 

Obras realizadas entre 1890 y 1933 en sus continuos viajes en "La Olympia", barco en el que navegó practicamente toda su vida mientras desarrollaba su obra. Una selección de estos mundialmente celebrados y difíciles de encontrar grabados (al aguafuerte, al aguatinta, a punta seca)

 

Ramsés Larzábal expone ‘Ser, To be, Être’ en La Fundación D.O.P.

En las Salas 2, 3 y el Espacio Metamórfico de la sede en Caracas de La Fundación D.O.P., se lleva a cabo la exposición "Ser, To be, Être" del artista cubano (residenciado en Venezuela) Ramsés Larzábal. Una experiencia diferente, sin antecedentes en nuestro país en la obra del artista que parte de la definición de Ser como el atributo filosófico griego que se le adjudica a una entidad capaz de definirse a sí misma frente a un medio.
Una instalación de enormes proporciones concebida por el artista especialmente para este espacio. Una obra que como el ser es un objeto capaz de evaluar las transacciones de cargas entre el medio y el sistema que es capaz de observarse a sí mismo, que trasciende y rebasa todos los entes sin ser ella misma un ente, es decir, sin que ningún ente, por muy amplio que sea y se presente, la agote.Una obra que nos permite, más allá de posicionarnos como simples expectadores, a participar, ser y formar parte de los dibujos y garabatos del artista, que nos permite penetrar dentro de ellos, relacionarnos, encontrarnos en su interior y mirar desde allí aún más adentro y hacia afuera mientras nos vamos fusionando involuntariamente con sus complejos trazos.
Usted podrá apreciar un conjunto de obras contentivas de elementos que ya forman parte de la identidad del artista, que representan una reflexión del paisaje interiorizado en su memoria y donde busca expresarnos sus más sinceras emociones. Un espacio sensorial que nos invita a descubrir los contenidos que se pueden predicar del ser.
Ramsés Larzábal
Ser, To be, Être

Hasta el 26 de agosto 2012
Martes y miércoles de 2:30 p.m. a 6:00 p.m.
Jueves a sábado de 2:30 p.m. a 7:00 p.m.
Domingos de 11:30 a.m. a 5:00 de la tarde. Lunes cerrado.
Fundación D.O.P.
Avenida Principal de las Mercedes, Torre D.O.P.
Multicentro Las Mercedes (entre calles Monterrey y Mucuchíes), Caracas.
Teléfonos: +58-212-3260226 / +58-212-3260227
Tel-Fax: +58-212-9939590
www.fundaciondop.org
www.dopfoundation.org
Fuente: Prensa Fundación D.O.P.

Ketty Violo El Infinito es Transparente Obra en Papel

El Papel protagoniza exposición de Ketty Violo en la Galería G Siete

El Infinito es Transparente

El papel como medio de expresión protagoniza la exposición “El infinito es transparente”, primera individual de la artista venezolana Ketty Violo, que se exhibirá desde el domingo 08 de julio a las 11:00 de la mañana, en la Galería G Siete del Centro de Arte Los Galpones, donde podrá visitarse hasta el 12 de agosto.
La muestra está conformada por un conjunto de 30 obras en variados formatos, que resumen más de dos décadas de trabajo constante a partir de los collages de su primera época, hasta la obra tridimensional que le ocupa hoy día, tal y como afirma en el texto de presentación la curadora e investigadora de artes visuales Bélgica Rodríguez.


“Pájaros blancos que vuelan con el viento, cascadas de papel que guardan secretos en el agua, ofrenda a la poesía de la vida, obra para ser mirada por el espectador en el recogimiento del silencio para conducirlo hacia infinitos y dulces fuegos transparentes. Con amor y pasión la artista se enfrasca en su quehacer con el papel, habitando la misteriosa transparencia del espíritu”.
El leit motiv de Ketty Violo es el papel, y su técnica el collage, según advierte la especialista. “Ella rompe y corta el papel para, con delicadeza y rigurosa precisión, recomponer esa fragmentarización sobre el soporte que es también papel. Utiliza muchos y variados tipos de papel, lisos, con texturas, coloreados, impresos, con relieves, con dibujos, tapiz, a veces utiliza gasas, telas, hasta elementos como plásticos de frágil consistencia y laminillas de madera… Las composiciones que logra a partir de la disposición de los fragmentos de papel, a veces parecen paisajes alucinantes, otras fantásticas abstracciones hasta ser poesía visual con la que el espectador se relaciona afectivamente”.



De igual forma, Bélgica Rodríguez resalta la importancia del equilibrio entre la estructura conceptual, basada en la personalidad del papel (color, textura, diseño, decoraciones, volumen), y la estructura formal, basada en esquemas constructivistas y cinéticos, donde juegan otras cualidades del material como la transparencia, la opacidad, consistencia o fragilidad. Nacida en Caracas en 1952, Ketty Violo se interesó desde 1990 en la fabricación del papel como recurso artístico, desarrollando a partir de allí un lenguaje de abstracción que ha ido enriqueciéndose con el aporte de diversos elementos, tecnologías y constante investigación. En 1998 le fue otorgado el reconocimiento AGPA (Artes Gráficas Panamericanas) auspiciado por el TAGA (Taller de Artistas Gráficos Asociados / Luisa Palacios) y Smurfit de Venezuela; y 2001 recibió Mención Honorífica en el marco del I Salón de Arte / Exxon Mobil de Venezuela, en el Museo Sacro de Caracas. Su obra se ha exhibido en galerías, museos e instituciones de Venezuela, Korea, Guatemala y Estados Unidos, además se encuentra representada en colecciones privadas de América, Europa y Oceanía.


El público podrá apreciar la obra de esta artista a través de la exposición “El infinito es transparente”, que se estará presentando del 08 de julio al 12 de agosto, en la Galería G Siete, ubicada en el Centro de Arte Los Galpones, Avenida Ávila con 8va transversal de Los Chorros. El horario de exposición es. de martes a sábado, de 11:00 a.m. a 7:00 p.m. y los domingos de 11:00 am a 4:00 p.m. Entrada libre.
Ketty Violo
El Infinito es Transparente
Del 8 de julio al 12 de agosto de 2012
Galería Gsiete
Centro de Arte Los Galpones
Av. Avila con 8va transversal, Los Chorros, Caracas, Venezuela
Tel: 58 212 524 6661
Prensa: Marisela Montes

lunes, 2 de julio de 2012

Mirar el Olvido Galeria CAF

“Mirar el olvido”, libro de artista, reflejo de la integración



FECHA: 27.06.2012 - 27.08.2012

Tres autoras, una venezolana, una brasilera y una francesa se unieron para producir este libro único, cuyo proceso puede ser visitado en la Galería CAF. Con este sugerente título, CAF inaugura una nueva muestra abierta al público por cinco semanas.

(Caracas, 20 de junio de 2012).- Mirar el olvido, es el sugerente nombre de la exposición que a partir de hoy estará abierta al público en la Galeria CAF. Kika Levy (Brasil), Anne Louyot (Francia) y Lihie Talmor (Venezuela), se unieron para crear artesanalmente un libro de artista en el cual se conjugan obras gráficas y poemas, haciendo uso de técnicas milenarias de la impresión. Para Enrique Garcia, presidente ejecutivo de CAF –banco de desarrollo de América Latina- “Mirar el olvido logra la integración sutil de obras de tres personalidades creativas que expresan tres culturas reunidas en una edición limitada de un libro realizado en tres técnicas de la impresión artesanal -grabado, litografía y serigrafía-, y en tres idiomas: español, francés y portugués”. Es una manera de continuar promoviendo la integración, esta vez desde el punto de vista cultural y artístico. El intercambio de ideas y experiencias de estas creadoras, comenzó en el taller de grabado de Kika Levy en Sao Paulo, Brasil, y terminó imprimiéndose en el Taller de Artistas Gráficos Asociados (TAGA), en Caracas, Venezuela. El libro reúne las obras gráficas de la brasileña Kika Levy y la venezolana Lihie Talmor con textos de la francesa Anne Louyot. La Galería CAF ofrece este libro de artista, inédito en todo su despliegue de páginas, poemas e imágenes que evocan la memoria en un llamado al olvido para deleitarse en él. La exposición estará abierta desde el 21 de junio, por cinco semanas. La entrada es libre y el horario de lunes a viernes de 10 am a 5 pm y los domingos de 11 am a 3 pm. 



















miércoles, 18 de abril de 2012

Jesús Soto y el Color

Exposición explora la relación de Soto con el color en Ascaso

Soto a todo color

Mientras en Madrid se realiza una exposición titulada Negro sobre blanco-Blanco sobre negro, en homenaje a la obra del gran maestro Jesús Soto, la Galería de Arte Ascaso de Caracas dedica una muestra sin precedentes y no menos importante que explora el tema del color.
La exposición Color sobre color presenta piezas significativas de diferentes etapas de su trabajo, con énfasis en los últimos años de su trabajo donde se evidencia una verdadera explosión de ese recurso en sus formatos.

Gran Cuadrado Cobalto Central, 2003 Madera, fórmica, tornillos y pintura 130 x 130 x 14 cm.
Durante el recorrido por las distintas atmósferas creadas para esta especial ocasión, el espectador podrá apreciar claramente “distintas familias de obras”. Soto produce en cada una de ellas diferentes experiencias sensoriales y discursos. Adentrarse e interactuar dentro de un gran penetrable, suele convertirse en una experiencia en extremo interesante. Muy cerca están dispuestas en sala sus famosas ambivalencias, con las que produce conexiones visuales para crear un movimiento virtual sobre el plano a través del uso de los colores, siempre planos, y cuidadosamente superpuestos sobre delgadas líneas. Caminar alrededor de mágicos virtuales, resulta una aventura indescriptible a través de los infinitos hilos que componen las piezas y que generan formas y volúmenes intangibles. Aún mayor es la sorpresa al caminar entre ellas. Las escrituras por su parte, ofrecen otro planteamiento estético del artista, en ellas se encuentran inmersos múltiples aportes al arte cinético. Soto saca la pintura del muro y lo convierte en un gran campo energético, en constante movimiento.

Penetrable Azul de Valencia, 1999 Edición Fundación Jesús Soto N.° 1/1, 2010 Madera y plástico pigmentado 270 x 270 x 870 cm.
Es la primera vez que se dedica una exposición sobre la relación de Soto con el color, como motivo de reflexión. Color sobre color desarrolla una propuesta y ofrece otra mirada sobre el trabajo de Soto, que pone en evidencia su profundo conocimiento sobre las relaciones cromáticas en las que se atreve a romper con los convencionalismos académicos para crear una nueva estética.
La curaduría de la muestra desde el concepto, el título, la selección de las obras y su ubicación en sala estuvo a cargo del equipo de la Fundación Jesús Soto, encabezada por su hija Isabelle, y de Tomás Musset, artista plástico y jefe del taller de restauración de la Fundación, quien acompañó durante más tiempo al maestro en su trabajo.
Para la investigadora y crítica de arte, Bélgica Rodríguez, amiga del artista y autora del texto del catálogo que soporta la muestra, afirma que, lejos de lo que muchos piensan Soto nunca se alejó del color y que tuvo períodos muy importantes durante los cuales se abocó a integrar el movimiento y el comportamiento de los colores, lo que denominó vibraciones.

Violeta Sobre Violeta, 2000 Madera, pintura, hilos de nylon y metal 102 x 102 x 15 cm.
Rodríguez no duda en señalar que Soto fue además de audaz, intuitivo: un verdadero malabarista del color. Cabe citar aquí al maestro: “mi labor fue eminentemente de investigación, de conocer posibilidades nuevas, [de averiguar] dónde estaba el nivel máximo de la pintura moderna para ver si yo podía añadir algo”.
Y así lo confirma la crítica especializada al señalar que en la obra de Soto se combinan muchísimos factores: lo estático con lo dinámico, lo bidimensional con lo tridimensional, lo virtual con lo real, lo sensorial con lo perceptual… Hoy por hoy, personas del entorno cercano de Soto, así como los estudiosos de su obra coinciden con el criterio de que el aporte de Soto al arte universal aún no se agota, por el contrario, que hay mucho todavía por explorar, que aprender e interpretar frente a sus piezas.
En junio, mes aniversario del natalicio del nacimiento del gran maestro del arte cinético, se abre una nueva posibilidad para esa reflexión, para celebrar su legado y para maravillarse frente a su obra. Una experiencia indescriptible para los amantes del arte en nuestra ciudad y que Usted no puede dejar de ver.
Inauguración: Domingo 10 de junio
Galería de Arte Ascaso
Avenida Orinoco, entre Mucuchíes y Monterrey, Las Mercedes.
Horario: lunes a viernes de 08:00am a 01:00pm y de 02:00 a 06:00pm.
Sábados y domingos de 11:00am a 03:00pm en horario corrido.
www.galeriadearteascaso.com
Comunicaciones Carmen Adelina Pinto

El color en la obra de Jesús Soto

Jesús Soto, maestro innovador en la segunda mitad de siglo XX, pudo subvertir el orden de los códigos formales y estéticos de la plástica en momentos en los que internacionalmente hierve la necesidad de cambio —tal como había sucedido en la primera mitad del mismo siglo— y Picasso crea, inventa, propone, uno de los sistemas plásticos que luego influirán de manera definitiva en el curso de las artes visuales. En su tiempo Soto hará lo mismo. El cubismo rompía con todos los estamentos establecidos hasta entonces incluso por el mismo Cézanne y el impresionismo, pero ningún artista había salido del plano bidimensional ni del muro. Él lo propuso y lo hizo con el cinetismo, cuando entra a la escena artística parisina con ideas renovadoras, con la capacidad de trastocar el espíritu de la época y hacer visibles otros parámetros artísticos en los que coincidían las matemáticas, la física, las emociones, así como todo el equipaje de herramientas y sistemas académicos adquirido en su etapa formativa en la Escuela de Arte de Caracas. Propone nuevos códigos formales en el quehacer de las artes plásticas, entre ellos una cuarta dimensión no conocida en ese ámbito y un cromatismo intuitivo, arbitrario, extraño, pero absolutamente eficiente para alterar su universo visible que, igual a docto alquimista, transmuta en transparencias y movimientos virtuales: nada existe todo existe, problema filosófico que plantea una obra como la de Soto, genio venezolano y del mundo. Así, siempre sujeto a las dimensiones de espacio, tiempo y materia, componentes del estamento básico y complejo sobre el cual sustenta toda su obra, reinventa un nuevo círculo cromático de acuerdo a la medida de sus necesidades creativas.

Verdaccio Inferior, 2000 Madera, fórmica, tornillos y pintura 152 x 77 x 14,5 cm.
Al revitalizar la fuerza de diversos colores, situados sobre un mismo plano y en apariencia nada compatibles, al implicarlos con superficies tramadas, el instinto creador de Soto observa sus valores intrínsecos contraponiéndolos a la regularidad cinética de la rejilla-soporte de líneas negras y blancas dispuestas en ritmos horizontales o verticales; el espectador, con fascinación, se relaciona bien con las placas de color o hilos de metal o nylon que avanzan y retroceden de acuerdo a disposiciones de espacio y fuentes de luz, adquiriendo sustancia vital para producir movimiento. Para Soto son importantes las relaciones que «excluyen el vacío» y que «existen autónomamente»; asume el riesgo de incorporar color con este propósito, en condiciones planimétricas en las ambivalencias o cuadrados cinéticos, o en condiciones espaciales en las escrituras, penetrables y cubos virtuales. Sin otra consideración que el carácter expresivo sustancial al color, el movimiento se crea por contradicciones entre los elementos. Sin importarle sus valores en la escala cromática convencional, serán sus decisiones las que lo conducen a colocar un magenta al lado de un amarillo, un violeta al lado de un rojo, un ocre al lado de un negro. Lo arbitrario de estas decisiones forma parte de la libertad para romper con los códigos tradicionales del quehacer artístico cuando enfatiza que le interesan las combinaciones vibratorias con independencia de las armonías formalmente aceptadas. La geometrización cromática de Soto tiene su base en la desobediencia formalista de Cézanne, Picasso y Mondrian, mientras que su madurez se centra en la correspondencia plástica funcional de las «partes» de la obra y la construcción de transparencias virtuales e interacción del color en diferentes dimensiones espaciales, que originan diversos macrocosmos óptico-cinéticos. En la gran exposición del Centro Pompidou (París 1979), ya abierto con libertad a la utilización de un amplio abanico cromático y habiendo enriquecido su propio cinetismo al cambiar la estructura espacial de sus casi arquitecturales trabajos, expone varios «cuadrados vibrantes» donde el color es protagonista.
El color entra a la vida de Soto desde que pintaba carteles del cine local en su natal Ciudad Bolívar. En todas las entrevistas reitera que, precisamente, los pigmentos que usaba cuando era un aprendiz adolescente son los que más utiliza en su trabajo de adulto, en especial el azul cobalto, que ha pasado al argot de la plástica como el azul cinético. Al respecto, el artista comenta: «(…) lo curioso es que estos mismos colores que usaba todos los días para pintar los carteles (…) son en el fondo los que he empleado y empleo aún en mi obra» (Ariel Jiménez, Colección Patricia Phelps de Cisneros, Cuaderno 6, 2001). Las combinaciones que su sensibilidad creativa le comandaba servirían más tarde para establecer acoplamientos cromáticos fuera de convencionalismos académicos. Habla del verde oliva en las vibraciones, sin embargo no han sido muchas las veces en las que se refiere al color como parte fundamental de sus propuestas cinéticas. En una de las conversaciones con Ariel Jiménez comenta que lo introduce «(…) como un estado vibratorio (…), —necesitaba ponerlo— (…) en movimiento (…) donde la ambigüedad espacial resulte de sus superposiciones más evidentes».

Olivia, 2003 Madera, fórmica, tornillos y pintura 150 x 75 x 15 cm.
La muestra antológica Color sobre color organizada por la Galería de Arte Ascaso y dedicada a esta faceta del artista, corresponde a sus últimos veinte años de producción. En ella se exponen piezas fundamentales de varias series: ambivalencias, virtuales, escrituras con fondo de color y un penetrable, todas realizadas entre los años ochenta y dos mil, comenzando por las «ambivalencias» animadas por la relación de las placas de color entre sí y el soporte-trama de finísimas líneas negras y blancas en ritmos verticales. Todas provienen del Taller Soto de Caracas y más de la mitad de ellas expuestas en anteriores oportunidades, plantean la vibración del color sobre la trama en movimiento virtual para lograr lo que se define como ambigüedad espacial. Se muestra también el maravilloso Penetrable azul de Valencia, visto en la Galería de Arte Ascaso de Valencia (1999-2000) y luego en la colectiva de escultura Único y diverso (2008) en esos mismos espacios, y por primera vez un ejemplar de cada una de las series serigráficas en papel y metal, realizadas por Soto, extraordinarios ejemplos de la energía estético-cinética del artista.
Un breve recuento por el paso de la obra de Soto a través del color remonta a los años cincuenta y comienza concretamente a principios de la década. En su obra geométrico-orgánica y abstracta, por ejemplo en las Composiciones dinámicas (1951), se aprecian planos bien marcados en azul cobalto, amarillo, rojo; lo mismo en las Repeticiones ópticas del mismo año. En declaraciones suyas citadas en el libro Soto (Editions du Griffon, Suiza, 1984, p. 34) con respecto a estos años explica: «(…) para aplicar la noción de lo permutable hice una serie de ocho colores a los que adjudiqué una relación matemática la cual necesariamente tenía que elegir de antemano y que luego respetaba en todos sus resultados. Más tarde agrego un nuevo color —teóricamente el ultravioleta— convirtiendo en nueve los elementos de la serie. Realizo entonces una serie que titulo Études pour une série: yo los enumeraba mediante una cuadrícula y colocaba los colores en los espacios que determinaba la permutación». El color continúa teniendo presencia en obras como Doble transparencia y Armonía transformable (ambas de 1956), pero hacia finales de estos años, momento de entusiasta desarrollo de las estructuras cinéticas, lo deja de lado para enfocarse más directamente en el blanco y el negro. El rompimiento con la academia y la geometría es total. Continúa con otros intereses y más tarde plantea: «(…) después de haber trabajado durante los años sesenta y setenta dentro de una relativa sobriedad en el uso del color, me intereso nuevamente por este elemento pero desde una perspectiva diferente a la que tuve con mis obras de 1956-1957. Durante esos años me atrajeron más las posibilidades combinatorias y vibratorias del color, independiente o contra los conceptos tradicionales de armonía cromática» (Jiménez, p. 72). Cuando Soto se refiere a una «relativa sobriedad en el uso del color», revela que no lo abandona por completo, puesto que a su conveniencia continúa utilizando el rojo o el amarillo, ejemplo de ello es Fiesta (1969), con dos grandes franjas, horizontal en rojo y vertical en amarillo. Haciendo un recorrido cronológico y un análisis visual, se observa que el amarillo, rojo, azul cobalto, verde oliva y aquel que denomina ultravioleta, aparecen de modo reiterado desde el principio de su carrera, que en mayor o menor presencia se encuentran acompañando al negro, incluso en los leños de los sesenta y en las progresiones elípticas de los setenta. Aquí podría mencionarse el Mural azul, amarillo y negro (1974), dispuesto en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Sofía Imber.
La audacia y el talento de Soto a la hora de marcar el color para revelarlo sutilmente a través de las vibraciones ondulatorias de las varillas de metal quedan patentes también en el uso del «rosa». Frente a una gran «T» y un cuadrado virtual de 1979, le oí en sus propias palabras que era un color peligroso y delicado, puesto que podía caer en lo cursi, sin embargo, toda obra donde lo incorpora expresa lo contrario, gracias a la enorme atmósfera poética en movimiento y la poderosa plasticidad de este apacible color, ejemplo extraordinario de lo cual es Petite progression rose et blanche (1976). A principios de los ochenta introduce un cromatismo violento con sus ya características arbitrarias combinaciones, enfatiza el rechazo al formalismo cromático de los manuales académicos y define las ambivalencias. Emblemáticas de esta serie son obras como Ambivalencia en el espacio color # 26 (1981) y Ambivalencia New York F (1984), presentes en Color sobre color, al igual que otras magníficas piezas como Espacios abiertos y Tres valores con ladrillos (ambas de 1980) o Planos ambivalentes y Ambivalencia sobre el rombo (1981), que no se incluyeron aquí pero que marcaron nuevos rumbos en el trabajo de Soto. Para los noventa experimenta con el color en las escrituras —fundamentales en el monocromatismo negro y blanco—, destacando la bella y poética Escritura a color (1996), expuesta en la muestra homenaje que se le rindiera en los espacios expositivos de PDV, Caracas, y que corresponde a un nuevo descubrimiento cromático. En la exposición que nos ocupa se exhiben Escritura azul, de fondo azul, vista con anterioridad en la Galería Dimaca, y Escritura roja, de fondo rojo (ambas de 2004).

Cubo-Esfera, 2003 Hilos de nylon, pintura y metal 275 x 121 x 152 cm.
Las exploraciones nada ortodoxas en el comportamiento óptico del color para Jesús Soto fueron maneras de intensificar lo virtual de acuerdo a un sistema sustentado por varios componentes y valores plásticos. Ordenadas de manera aleatoria, pero siguiendo ritmos definidos por él, las diferentes placas coloreadas bidimensionales, apoyadas sobre tramas de finísimas líneas (ambivalencias), o los hilos de alambre en alfabetos retorcidos colgando delante de la trama (escrituras), o de nylon en la serie virtuales (cubos y penetrables), generan atmósferas en movimiento, no visibles pero perceptibles, que flotan frente al espectador o alrededor de él, ejercicio liberador de emociones en perfecta relación armónica para crear tridimensionalidades fluctuantes. De las matemáticas toma prestado el concepto de la cuarta dimensión, implicando con ello variaciones en tiempo y velocidades orientadas hacia múltiples direcciones: moverse hacia delante o atrás, alrededor, arriba-abajo, unido todo esto a la revolución cubista referente a la de-construcción de la forma, en su caso para convertirla en un vacío lleno de color óptico, en una «nada», en transparencias, perfectas «traducciones» de lo real a lo visualmente imaginado.
Para Soto el arte no fue un medio para conocer la vida, pero sí una vía para explicar lo que el hombre creador ofrece al Ser espiritual. La obra de Soto no concierne a descripciones ni a abstracciones, pero sí a una realidad plástica creada que nada tiene que ver con el mundo visible, solo con el arte. Es evidente que buscó en el color una energía diferente al fluido artístico, incluso el más convencional, en su obra cinética blanco y negro. Pero también ofreció una estructura óptica en las relaciones de color y movimiento. Podría decirse que, como Mondrian, alcanzó el «absoluto». En su estética plástica refleja la turbulencia del mundo contemporáneo y sus motivaciones de conflictos, al asumir de nuevas maneras el significado de la creación como parte de la sensibilidad inherente al hombre ante un entorno siempre en movimiento. Sin ser dogmático en sus principios y conceptos, pero sin desviarse de su credo artístico, fue capaz de entretejer un lenguaje-color que coadyuvó al logro cinético y vibracional del universo del arte.
Bélgica Rodríguez
Abril 2012

Color sobre color es el nombre de una obra de Jesús Soto

La exposición nace de conversaciones con Tomás Musset, artista plástico y jefe del taller de restauración de la Fundación Jesús Soto, quien es la persona que acompañó a Soto durante más tiempo en su trabajo.
El color ha sido siempre participe de la obra de Soto, con largas épocas en las cuales intervenía de forma minimalista, pero sin lugar a dudas con la aparición a principios de los ochenta de una nueva familia de obras, las Ambivalencias, el color vuelve a pasar a un primer plano y, en particular, lo que él definió anteriormente como la vibración del color empieza a trabajar por su misma presencia y moviliza el espacio en su densidad.

A partir de la segunda mitad de los noventa aparecen los Virtuales, una familia de obras en cuatro dimensiones que ubican físicamente la vibración del color en el espacio, mediante volúmenes que son esferas, ovoides y cubos variados; se instalan y desmontan según su estructura a medida que nos desplazamos, existen y se esfuman, desapareciendo el color por brillante que sea para instalarlo nuevamente unos segundos después en toda su vibración.
No fue sino desde la observación, la invasión de los tacos de múltiples colores en las grandes mesas del taller, el asombro de las armonías que iban surgiendo, armonías en ruptura con los academicismos y convenciones, de una dinámica cambiante, desestructurando formas y espacios con una sorprendente presencia y la fascinación que llega a crear en uno, que nos acercamos Tomás y yo a la propuesta de esta exposición.
En los veinticinco últimos años de la obra no sólo aparecen nuevas familias de obras, sino que familias y elementos de trabajo ya existentes como las Tes, los Tacos, las Escrituras, los Penetrables, que se ponen al servicio del color, su vibración y la dinamización de las formas planas o volumétricas.
Esta muestra fue elaborada a 4 manos, desde el concepto, el título, la selección de las obras y su ubicación en los distintos niveles que conforman la galería, la selección de los textos incluidos en la exposición, en el intento de llevar a otra mirada, una reflexión sensible de la presencia del color en la obra, su función y sus distintas y opuestas identidades físicas quien de tres, quien de 4 dimensiones, de las Ambivalencias y las Escrituras de fondo colorido al Penetrable Azul y los Virtuales impenetrables pero tan permeables a la mirada.
Isabelle Soto

Cuatro ojos, dos miradas

Mi vinculación con Soto parte desde 1974, yo joven artista plástico Soto me invita a que hiciera parte de su equipo de trabajo. Desde ese momento conocí de cerca sus afanes de búsqueda en el campo donde ya era un maestro reconocido: el cinetismo.
Soto debido a sus actividades expositivas nos involucra en esa aventura maravillosa de divulgar y comunicar su arte en espacios de museos, corporaciones y sitios insólitos alrededor del mundo.
No fue sino desde la emoción que empecé a involucrarme en esta muestra. Buscábamos Isabel y yo, el pretexto, creo que acertamos: Soto y su tratamiento del color en su obra. Indagamos de cómo empezó su interés por el color desde su nueva situación, es decir, ya instalado en Europa y las inquietudes que se le planteaban y el abordaje a nuevas formas y contenidos del arte.

Cubo Polícromo, 1997. Hilos de nylon, pintura, madera, arena y metal. 240 x 120 x 120 cm
Formado como pintor, naturalmente tenía que acudir a entre otras herramientas a ese insumo - el color - para acomodarlo a sus novedosos planteamientos desde temprano, es decir a mediados de los años cincuenta, y cercano en el tiempo de aquella ya histórica exposición “Le Mouvement “ en la galería Denise René de París.
En este momento, dice Soto, “me interesé por las posibilidades combinatorias y vibratorias del color”. Soto ensaya, busca que el color se manifieste de manera que no muestre ninguna vinculación con la armonía tradicional.
Quisimos dar el testimonio de cómo Soto, en los últimos veinticinco, treinta años de sostenido trabajo había enfocado su obra hacia la acentuación o protagonismo más radical del color en sus piezas; incluso con decisiones hasta este momento inéditas: hacer el rayado blanco sobre las superficies fondeadas con color. Así vemos como las escrituras hasta este momento, recatadas en su tratamiento adquieren frondosa iluminación y otra vivacidad.
Y es definitivamente en las ambivalencias donde Soto hace la gran fiesta: aquel amarillo que juguetea con los vecinos oliva y auyama, ese rojo con un cobalto que se aleja, y así.
Ambivalencias o reacciones cromo-dinámicas:
Esos cuadrados de color que se “mueven” delante de un plano tramado de color Soto las llamó ambivalencias.
Esa palabra nos puede sugerir que tan sólo dos son las posibilidades que deben actuar para generar una situación, más Soto con su desenfadado tratamiento del color hace que esas placas coloreadas de la obra se comporten diversamente: yendo y viniendo, avanzando y retrayéndose por lo que el cuadro se transforma en campo de color y movimiento.
Virtuales:
De cómo ese hilillo pintado y repetido con insistencia conformaría esas formas geométricas buscadas: sean óvalos coloreados, cubos rigurosos de aristas y campo de color bien definidos, esferas pequeñas, grandes esferas pletóricas de sabios colores. A ese maravilloso y mágico resultado Soto le puso nombre: virtuales
Tomás Musset